jueves, 19 de abril de 2007

Arráncame La Vida

Virginia Ramírez

Libro: Arráncame la vida

Autora: Ángeles Mastreta

Catalina es una joven mejicana de procedencia humilde. Nos narra su historia en primera persona, introduciéndonos en un mundo injusto, en el que los hombres pueden maltratar a las mujeres con total impunidad y jugar con ellas como si de objetos se tratara.

A los quince años una joven Catalina con toda su vida por delante conoce al general Andrés Ascensio. Todas sus ilusiones y su vida quedan reducidas a la mínima expresión cuando el general obliga al padre de Catalina a entregar la mano de su hija. La separan de su familia, de sus seres queridos, y es llevada a vivir a una casa inhóspita.

Entonces, comienza el infierno de la protagonista: deberá soportar las miradas indiscretas de todos aquellos que saben quién es en realidad Andrés: detrás del amable general se esconde un hombre manipulador, capaz hasta de matar por alcanzar sus deshonestos fines. Obligada a sufrir una vida que no ha elegido, Catalina está encerrada con un marido que no le dio la opción de escoger y cuidando unos hijos que ella no ha dado a luz.

A pesar de todo, Catalina se caracteriza por ser luchadora, sabe que no puede estar siempre a la sombra de su marido: comienza a transformarse en otra mujer. Ella ya no quiere ser la mujer dócil de cuando tenía veinte años, desea tener voz y voto, no quiere ser una mera posesión del general. Consigue que su marido le dé un trato más digno, pero no nos engañemos, Andrés nunca cambió. Aun dejando participar a Carolina en su vida, él es el mismo hombre déspota que cierto día se disfrazó de galán para seducir a la joven muchacha.

Las vidas de los personajes dan un gran giro: Andrés deja de ser presidente de Puebla, pero no pierde su poder, y Carolina, que ya es consciente de quién es su marido, comienza a distanciarse de él. La chica del principio ha evolucionado, ya no tiene quince años, ahora peina alguna que otra cana. La niña de aspecto bondadoso que Andrés conoció es una mujer adulta, sensata, realista, INTELIGENTE, incluso más que su marido…

La gente perdona… pero casi nunca olvida. Carolina tiene muy presente el calvario al que Andrés le sometió, y no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados. Demuestra que ella también es valiente, a su modo. Desde el primer día, ha demostrado ser una mujer capaz de plantar cara a los contratiempos, pero incapaz de traicionar a su marido. Esa era una situación que ella permitía, ahora no está dispuesta a ser la marioneta de nadie.

Ya no se preocupa de las conocidas relaciones extramatrimoniales de Andrés, ni de sus hijos ilegítimos. Llega un momento en el que ni el mismísimo Andrés le preocupa. Consigue librarse parcialmente de las cadenas que Andrés le impuso cierto día, sabe cómo burlar a su marido, también sabe como dañarle. Carolina ha ganado sabiduría con los años, Andrés, siempre tan metido en sus problemas políticos, ha descuidado su relación y su familia. Él ha bajado la guardia, no conoce a la persona que yace en su lecho… Aprecia el mismo rostro y el mismo cuerpo de antaño, sólo un poco más cansados. Sin embargo, es incapaz de ver es quién se esconde bajo esas carnes que tanto le atraen.

Carolina es mujer, ha sido tratada como una inútil a lo largo de toda su vida. Pero ella sabe que no es así, que existe más gente a parte de Andrés, que se le ha dado un trato que no merecía, es consciente de que Andrés debe pagar por arrancarle su vida.

La escritora nos ilustra a través de los personajes de esta historia los palos que da la vida y nos conduce a un tiempo pasado, que no lejano. Enmarca esta historia en un contexto político agitado, así también nos muestra indirectamente los disturbios del mundo de la política, enlazando las vidas de muchas personas, la historia de un país entero. Finalmente, y esto es lo más valioso del libro, nos enseña que en nuestra mano está cambiar las situaciones que nos disgustan. Debemos enfrentarnos al cambio, aunque nos aterren las consecuencias negativas que pueda acarrear. No es fácil, a lo mejor no es lo más divertido, pero es la solución más real: plantar cara a los problemas, de una forma u otra, aunque arriesguemos. La valentía y la sensatez son las mejores armas y esto sucede en el libro… y en la vida real.

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